Si hay una danza-canción emblemática del Perú criollo y mestizo esta es la Marinera. Sus raíces se remontan a medio milenio. Y en ese lapso de tiempo la confluencia de aportes étnicos han sido ricos y variados. Los orígenes de este baile de a dos – hombre y mujer – son reminiscencias de antiguas danzas españolas coma las bulerìas andaluzas, jota aragonesa y el fandango incorporándose a ellas el aporte negro evidenciado por el uso del cajón y el culto de esta danza. El nombre antiguo de la marinera, que fue la zambacueca o zamacueca, que se evidencia en el prefijo el término zambo, revelador de vínculos negros.
Sobre el origen esencialmente español se han pronunciado, sobre todo con la debida cautela el folclorista limeño Josè Durand Florez, quien afirma que “mucho del espíritu negro se ha filtrado” y que “el sabor, el sentido, la intención, tiene mucho de la estirpe de los esclavos”, que terminaron por imprimirle un carácter particularizado a la marinera, y el hecho que su antecesora fuese denominada zamacueca, habría nacido con este nombre en Lima en los primeros años del siglo XIX, derivaba del fandango – antiguo – español. Durante la Guerra del Pacífico, Abelardo Gamarra, el Tunante, célebre periodista oriundo de Huamachuco – La Libertad propone sustituir aquel nombre por el de marinera en honor a Miguel Graù y el Monitor Huàscar, existiendo notables testimonios gráficos del célebre acuarelista costumbrista de Lima Republicana, Pancho Fierro, donde describe a militares bailándola en la fiesta de Amancaes, Piedra Liza y en barrios tradicionales de la Capital. En 1880 se oficializó el cambio de denominación mediante una orden de gobierno. La primera marinera es la “Conchaperla” y en 1899 se le califico como la Decana.
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